El monto de inversión previsto por las operadoras para este año, si bien importante, podría ser mayor en los períodos sucesivos, si se dan las condiciones necesarias en dos niveles: la estabilidad en políticas públicas, ahora que se ha fijado un norte que apunta a la recuperación del auto abastecimiento energético; y la posibilidad de que los conflictos, que no desaparecerán por arte de magia, encuentren canales de abordaje donde la afectación de la producción sea el último eslabón de una cadena, integrada antes por herramientas de negociación y racionalidad de ambas partes. Los acontecimientos del año pasado, con una larga sucesión de conflictos y parálisis de la actividad, amenazan con socavar las bases del liderazgo productivo que tuvo Chubut en gran parte de la última década. Depende de la región y sus líderes, la posibilidad de encauzar nuevamente el camino. Por otra parte, la expectativa en torno a los mayores ingresos que podría aportar la renegociación de contratos, con los 4 puntos adicionales y una serie de compromisos de mayor inversión, puede dar marco a un período de expansión productiva. Se requiere visión estratégica, sin personalismos ni mezquindades políticas, para que esas oportunidades se concreten, en lugar de transformarse en una nueva y definitiva frustración.
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