¿Cuánto tiempo más el país mostrará índices en descenso, a partir de la declinación de sus yacimientos? La respuesta depende del momento en que se activen planes exploratorios intensivos, para revertir de la mano de la inversión y la tecnología, lo que la naturaleza por su condición de tal no puede seguir entregando, o lo hace de modo cada vez más acotado. Generar las condiciones de inversión en la industria depende de varios factores. Algunos se vinculan a decisiones de política nacional, tales como la actualización del precio del gas en boca de pozo, o las referencias de precios internos para el barril de crudo. En ambos casos, la amplia brecha respecto de los precios internacionales actúa como un freno a aquellas inversiones. Al mismo tiempo, una liberación absoluta de esas referencias supondría un fuerte impacto inflacionario (si aun con precios sostenes, los combustibles no dejan de subir). Son temas complejos, pero no imposibles de resolver a través de una política energética de fondo. Por otro lado, la excepción que muestra el golfo San Jorge y en especial la provincia de Chubut, que concentra la mayor reserva petrolera del país, demuestra que también la decisión de invertir en exploración –como ocurrió especialmente en 2005 y 2006- puede mostrar escenarios menos acuciantes. El desafío es que tales decisiones empresarias coincidan con objetivos previamente planificados, en base a metas de sustentabilidad y equilibrio, trazadas por una política de Estado con continuidad, más allá de los cambios de gobierno.