Nacida en el año 2002 como centro de reciclado de cartuchos para impresoras de chorros de tinta y toner, “La Cartuchera Ecológica” es una empresa de Comodoro Rivadavia posicionada hoy como referente a nivel nacional en términos de calidad y eficiencia en la materia. Como firma regional es un caso paradigmático del Programa Pymes del Golfo San Jorge, ya que pese a no ser proveedora de PAE participa de las instancias de capacitación y asistencia contenidas en el mismo, abriendo nuevos oportunidades de negocio y habiendo consolidado un modelo de negocio que incluso lo ha proyectado a otras ciudades del país, con una oferta de franquicias cuyo próximo paso apunta al mercado internacional.
Marisol Baliero y Alejandro Malaspina son los socios de este emprendimiento que comenzó en el año 2002, en un contexto en el que tras la devaluación se había producido un alto encarecimiento de cartuchos para impresoras.
“Más allá de las condiciones económicas del momento nos pareció un negocio sustentable en ese momento, por las ventajas ambientales que tenía porque en mercado existía un producto de muy baja calidad –explican los jóvenes empresarios-. Nos pareció que había un nicho importante para aquellas empresas que se dedicaran a hacer las cosas con mucha calidad y así permanecer en el tiempo y no sólo para la coyuntura”.
La actividad de la empresa está estrechamente vinculada a una visión que prioriza el cuidado ambiental. “En otros países del mundo ya estaba la cultura del reciclado; en ese momento ya había un alto porcentaje de reciclado respecto a los originales, pero aquí la calidad era muy baja –explica Baliero-, por eso surge la empresa, sobre la base de tres pilares: calidad igual a la de un cartucho original, ventaja en costos y creación de empleo local”.
En efecto, los costos de un cartucho reciclado de toner se ubican en torno al 50 por ciento de uno original, con las mismas condiciones y con indicadores tales como unidades recicladas hasta 50 veces en este segmento; y más de 20 veces de reutilización de cartuchos de tinta.
Entre los indicadores de actividad es imprescindible mencionar los impactos que se evitaron al ambiente: “En estos 10 años de actividad hemos evitado la descarga de más de 30 toneladas de residuos peligrosos –explica Malaspina-, ya que los desechos de estos insumos requieren un tratamiento especial, que nosotros realizamos en el marco de nuestra visión empresaria, más allá de la certificación de normas de calidad con las que se realizan nuestros procesos”.
Como referencia, vale citar que un cartucho de toner produce un kilo y medio de residuos peligrosos, mientras que un cartucho de tinta significa entre 80 y 100 gamos. Si esto se descarta en un tacho de basura común, va a parar al basural, sin una adecuada disposición final, por lo que en La Cartuchera incluso concentran cartuchos descartados por familias para su posterior tratamiento final.
Programa PYMES del Golfo
Un reflejo del espíritu emprendedor es que ambos empresarios no tenían experiencia previa en el sector, por lo que la capacitación específica realizada por Malaspina le permitió la adquisición de conocimientos a los que luego daría una impronta propia. Posteriormente, ya en 2002 la firma comenzó con la implementación de sistemas de calidad y en 2003 realizó la certificación de Normas ISO 9000 e ISO 14.001, mientras que en 2004 se transformó en la primera empresa de reciclados de Latinoamérica en realizar la certificación integrada de calidad y medio ambiente, validada por estándares internacionales ISO a través del organismo de certificación IRAM, a nivel nacional y validado internacionalmente por IQNET.
A partir del surgimiento del Programa PYMES del Golfo, la empresa fue invitada a participar del mismo, además de la inserción en las Expo PYMES, también impulsadas en su inicio por PAE, donde participó de rondas de negocio y pudo contactar potenciales clientes:
“Pese a que no éramos proveedores (hoy no lo somos tampoco) la operadora siempre nos acompañó por la visión de nuestra empresa –pondera Malaspina-, que planteó desde su inicio un negocio que privilegió el cuidado ambiental; siempre nos convocaron a participar de las actividades del Programa, incluso con capacitaciones específicas como la que realizamos con el INTI durante más de un año, lo que fue muy positivo para nosotros”.
También viene participando de la tutoría del Premio Nacional de la Calidad, desde hace dos años, lo que abarca desde procesos propios de la empresa, hasta acciones de responsabilidad social empresaria, según destaca Marisol Baliero.
Asistencias del Programa:
– Fase I Modelo de Excelencia de la Fundación Premio Nacional a la Calidad en 2010, Fase II en 2011 y repetición en 2012
– Diagnóstico y Asistencia en 5S Kaizen en 2007
– Asistencia Comercial en 2008
Capacitaciones:
– Curso de Formación de Facilitadores de la Fundación Premio Nacional a la Calidad en 2010 y 2011
– Programa de Gestión y Desarrollo Competitivo de las Pymes con FEPA (Fundación Empresaria de la Patagonia) en 2012
Proyección nacional e internacional
Hoy la empresa ocupa seis personas en Comodoro Rivadavia, siete en Neuquén y tres en Paso de los Libres, provincia de Corrientes. En efecto, firma comodorense se ha expandido a otras regiones, en el primer caso con una sucursal y en el segundo con un sistema de franquicias.
“En algún momento, cuando fijamos la visión de la empresa, uno de los objetivos era liderar el mercado, que nuestro modelo de negocio fuera tenido en cuenta como referencia a nivel nacional –refiere Alejandro Malaspina-. Fue así que nos fuimos vinculando con el gremio a nivel nacional, con las distintas cámaras, con las revistas especializadas; hoy somos considerados una empresa líder en el sector de reciclado de cartuchos y somos referentes en calidad a nivel nacional, habiendo participado en charlas y escrito artículos en publicaciones especializadas, siempre hablando de calidad que es el tema que nos referencia en todo el país”.
En relación a las franquicias, Marisol Baliero añade que la firma participa del convenio Marca País, lo que es un paso importante para la exportación de su modelo de negocio, ante requerimientos desde países como Chile, Bolivia, Perú y Ecuador, entre otros. “Esto se encuentra en una etapa de crecimiento tranquilo, sin apuro, porque es nuestra forma de hacer las cosas”, refiere Alejandro Malaspina.
Equipos propios, en busca de la mejora continua
La innovación es otra característica de este emprendimiento, desde el inicio mismo de sus actividades:
“Yo hice la capacitación y primero se aprende lo que te enseñan y luego uno añade sus propias variantes –explica Malaspina-. Al principio trabajábamos con máquinas compradas, pero hoy las que tenemos son hechas por nosotros, es decir creamos y armamos los equipos en función de cómo hacemos el trabajo, que es totalmente diferente a como se hace en cualquier lado; el sistema de producción de toner es totalmente distinto, hay mucha innovación en los procesos, en el sistema productivo, manejo y cuidado del producto, en las pruebas; hay una forma propia de hacer, luego del aprendizaje que realizamos le dimos nuestra propia impronta a partir de la visión crítica sobre la búsqueda de la mejora continua, por lo que se fueron marcando ciertos estándares desde esa perspectiva. Fue un proceso de años”.
Marisol Baliero añade que una de las variantes está dada por el cuidado y atención personalizada de sus clientes, sean corporativos o particulares, a quienes se transmite la cultura del cuidado ambiental y las precauciones que deben adoptarse para reciclar cartuchos.
Más caro el cartucho que la máquina
En ese plano, explican que si bien hay limitaciones técnicas que van imponiendo algunos fabricantes para limitar la posibilidad del reciclado, el lema de la firma es: “Si no lo podemos hacer nosotros, no puede nadie, porque nuestro equipo de gente es obstinado y perfeccionista”.
“El negocio de las impresoras sigue el esquema de negocio de las afeitadoras, vale más el repuesto que la maquinita –señala Malaspina-; acá lo mismo, la impresora casi te la regalan, pero ahora se ha acentuado la diferencia en precios con los cartuchos y estos cada vez duran menos”.
El reciclado deviene así en una alternativa que en el caso del toner se ubica en 50 por ciento menos de costo frente al original, pudiendo ser mayor aún en los cartuchos de tinta, sobre todo en los últimos meses, a partir de las dificultades para la importación de esos insumos.
En ese plano, destacan que hay falsas creencias respecto del presunto menor rendimiento de un cartucho reciclado, o que estos “pueden romper la impresora”. Esto, señalan los empresarios, “sólo es posible si se hacen las cosas mal, pero si el proceso está bien realizado no tiene por qué romper nada o perder toner; nosotros en 10 años jamás tuvimos un caso así y el porcentaje de reclamos es de 0,07 por ciento”, precisan.
Entre los activos importantes de la empresa, los socios ponderan especialmente a los empleados de la firma, ya que comparten los valores vinculados al cuidado ambiental como eje del negocio. “No podríamos trabajar con gente que no tenga esta visión”, reflexiona Baliero.
Potenciar al sector
Entre los clientes de Comodoro Rivadavia se cuentan empresas como Burgwardt, Skanska, Petrosar, DLS, además de clientes particulares.
“Para nosotros es tan importante el abuelo o la abuela que viene a buscar su cartucho de tinta para imprimir la foto de su nieto y que salga perfecta, como el cartucho que va a ir a un equipo petrolero, por eso nos ocupamos del producto, no importa de quién sea”, ponderan.
Finalmente, los socios expresan su agradecimiento “a PAE y al Programa PyMEs de la operadora porque siempre nos han tenido en cuenta, pese a no ser proveedores; es bueno que exista esto por parte de las demás operadoras, no sólo de potenciar a los proveedores, sino abrir el juego a las pymes porque desde el punto de vista de la asistencia en capacitación o exposiciones, en las Expo Pymes, nos han abierto las puertas a muchos de los clientes que actualmente tenemos, por lo que desde ese punto de vista estamos muy satisfechos”.